El Ayuntamiento de Barcelona anunció el 13 de enero el nuevo plan de regulación de actividades vinculadas al reparto a domicilio tras la suspensión, en marzo de 2021, de nuevas licencias. No se admitirá ningún mercado fantasma en ningún lugar de la ciudad y las macrococinas solo se podrán implantar o mantener con condiciones muy restrictivas. “Ponemos fin a estas nuevas actividades surgidas durante la pandemia sin ningún marco normativo que las regulara, y que habían generado rechazo vecinal y tensiones por la movilidad y el uso muy intensivo del espacio público, y los problemas de convivencia que se derivan, como ruidos y olores”, explicaba el Ayuntamiento de Barcelona.
Las cocinas fantasma solo se podrán instalar lejos del tejido urbano, en el ámbito industrial de la Zona Franca y solo si no hay otro establecimiento en un radio de 400 metros. El plan pone orden a las actividades de reparto a domicilio y exigirá un permiso específico a los restaurantes que ofrezcan este servicio. Además, tendrán que dedicar al menos el 40% del local a la atención al público y permitir a los repartidores el acceso al establecimiento. Los locales de más de 200 metros cuadrados deben ofrecer a los riders un espacio de espera dentro del local. “Es una normativa pionera. Defendemos los barrios de las plataformas depredadoras. La proliferación de supermercados y cocinas fantasma pone en riesgo la vida de barrio: son locales cercados, que hacen ruido, humo y saturan calles. También protegemos a los trabajadores de las empresas de delivery: se han acabado las colas a la intemperie ya que todos los locales estarán obligados a dejarlos estar dentro y acceder a los lavabos. Los locales de más de 200 metros cuadrados tendrán que tener un espacio donde puedan esperarse y guardar las bicis”, manifestaba Janet Sanz, teniente alcalde de Barcelona, a través de sus redes sociales.
El ayuntamiento suspendió las nuevas licencias para las dark kitchen en marzo de 2021
La medida será aprobada el próximo 27 de enero. A partir de la fecha, los establecimientos de mayor tamaño tendrán hasta dos años para adaptarse a la normativa.
Por otro lado, los supermercados fantasma se tendrán que transformar en otras actividades, o bien en almacenes alimentarios sin reparto a domicilio o en supermercados abiertos al público.
El sector opina
Tras la noticia, el sector no ha dudado en expresar su malestar. El Gremi de Restauració de Barcelona emitía un comunicado en el que tildaba el plan de absurdo, aludiendo a que la iniciativa condenaba a la restauración a ser menos competitiva. “Nos encontramos ante una normativa absurda que nadie ha pedido y que la ciudad no necesita. Hoy toca lamentar la actitud de un gobierno que se mueve en función de presuntas problemáticas teóricas que la realidad no confirma. La norma fracasará porque atenta contra el sentido común; el tiempo lo enviará a la papelera de la historia”, afirmaba Roger Pallarols, director del Gremi.
Según el Gremi de Restauració, las consecuencias de este plan serán funestas para el sector, que tendrá que sacrificar mesas a favor del espacio que debe destinar a los riders. “Los repartidores no estarán obligados a permanecer en estas zonas de espera ni a introducir sus bicicletas. A nivel empresarial, se perderá competitividad porque, o se renuncia al delivery, o se derrochan unos metros cuadrados (donde ahora hay mesas) para dedicarlos en una zona de espera que no utilizará nadie. Por otro lado, la oferta gastronómica que se ofrece a domicilio se empobrecerá y los clientes tendrán menos opciones a su alcance. Además, se produce la siguiente paradoja: los establecimientos que tradicionalmente han basado su modelo de negocio en el delivery (muchos de ellos orientados al llamado fast food) no se verán afectados porque, aparentemente, la medida se aplica únicamente a las flotas de ciclistas y no a las de motoristas”, predice la entidad.
Algunos de los cocineros más mediáticos que aterrizaron en Barcelona para implantar su delivery en la ciudad han preferido no pronunciarse al respecto hasta conocer más detalles.

Otras latitudes donde tomaron medidas
Este formato apareció por primera vez en Inglaterra en 2008, con el objetivo de facilitar la gestión de los grandes operadores comerciales en zonas con gran demanda de este tipo de servicio. Su éxito ha favorecido un gran crecimiento en los últimos años amparado por el auge del comercio online y por requerir menos inversión que un restaurante tradicional.
Esta expansión ha provocado malestar entre el vecindario, por el trasiego de los repartidores, el ruido de las cocinas, los residuos y los olores. No solo ocurre en Barcelona o Madrid, la prensa internacional da cuenta de otros casos en Francia, Bélgica o Inglaterra.
En este último país, concretamente en Londres, se sitúa una de las primeras iniciativas para afrontar esta situación. En nuestro país, Madrid aprobó la modificación de las Normas Urbanísticas en julio de 2021. Según este documento, las llamadas cocinas agrupadas (definidas como “locales con espacios individualizados para la preparación de alimentos con servicio a restaurantes o domicilios sin venta o consumo directo al local”), tendrán que situarse en zonas industriales cuando su superficie exceda los 350 metros cuadrados. Tanto si exceden como si no de esta superficie, es obligatorio que dispongan de un espacio para: motocicletas y bicicletas de reparto, la espera de repartidores (con una superficie mínima de 5 metros cuadrados por cada cocina) y cámaras de residuos acordes con la normativa.
Los datos en Barcelona
Según los datos del Ayuntamiento, Barcelona acoge un total 128 establecimientos dedicados a la preparación de alimentos entre los que se incluyen empresas de catering, cocinas que dan servicios a restaurantes, cocinas agrupadas, cocinas para impartir formación y cocinas que sirven comidas a domicilio para ser repartidos por terceros. No hay datos específicos por segmentos.
El 63% de estos establecimientos ocupan una superficie inferior a los 100 metros cuadrados útiles, aunque existen locales de casi 2.500. San Martín y Ciutat Vella son los distritos con mayor número de establecimientos. San Martín y Sants-Montjuic son los que cuentan con más superficie total dedicada a esta actividad. “Este patrón se debe a que estos dos distritos concentran los establecimientos de mayor dimensión (el 25% de las actividades se encuentra entre los 303 y 872 m² y los 574 y 2.487 m² respectivamente) probablemente por la existencia de tejidos industriales que permiten meter actividades de gran capacidad”, indica el informe Plan de Usos de Actividades vinculadas al reparto a domicilio de marzo de 2022.
Los datos de este mismo documento indican que en el Eixample, San Andreu y Ciutat Vella encontramos un buen número de establecimientos que suman una superficie útil total considerable, al superar los tres los 2.000 m². Si en el caso del Eixample encontramos locales de mayor dimensión que se implantan de manera espaciada en el territorio, tanto en San Andreu (sobre todo en el ámbito de la Maquinista y el Buen Pastor) como Ciutat Vella se aprecia una tendencia hacia la concentración. En este último distrito, es la existencia de varios establecimientos de menor superficie el que acaba generando unos valores totales de superficie útil propios de tejidos mayores.